ESTABILIDAD EMOCIONAL
La psicología moderna considera que
existen cinco grandes dimensiones (también llamadas rasgos o factores) de la
personalidad que constituyen los cinco pilares básicos que captan la esencia de
las diferencias individuales en la personalidad.
Estas dimensiones de la personalidad se desarrollan en base a influencias tanto genéticas como ambientales. Los estudios realizados han mostrado que se trata de dimensiones universales y pueden utilizarse para describir la personalidad de individuos de culturas muy diferentes; los cuales cada uno representa 2 extremos.
Neuroticismo/Estabilidad
emocional: El neuroticismo describe la tendencia a experimentar
emociones negativas como respuesta a amenazas percibidas y castigo. Incluye
ansiedad, depresión, ira o labilidad emocional. La estabilidad emocional definiría el extremo opuesto.
La estabilidad emocional es
uno de los factores de personalidad más importantes. Explica la tendencia de
algunas personas a ser más vulnerables a problemas de depresión y ansiedad cuando se encuentra con
situaciones estresantes y se ha relacionado con una mayor o menor satisfacción
en las diversas áreas de la vida así como con la capacidad de manejar la propia
vida en general.
La mayoría de las personas suelen situarse en un nivel intermedio en un
continuo que va desde una alta estabilidad emocional hasta un alto grado de
neuroticismo o inestabilidad emocional.
Aunque el grado de estabilidad emocional de una persona suele mantenerse
constante a lo largo del tiempo, no es raro que haya etapas de mayor o menor
estabilidad, en función de las experiencias vividas y el estrés al que una
persona se encuentre sometida.
Alta estabilidad emocional
Las personas con una alta estabilidad
emocional tienen un mayor control de sus emociones y no se ven afectadas con
facilidad por los problemas o reveses de la vida. Sus emociones son más
estables, no presentan síntomas neuróticos ni hipocondríacos, tienen un enfoque
realista de la vida, son pacientes, tranquilas, perseverantes y confiables. Son
personas emocionalmente maduras y estables, con una buena capacidad para
manejar sus emociones y planear su vida, resistir sus impulsos y funcionar de
una manera flexible y a la vez controlada. Saben afrontar la realidad sin huir
de ella.
Aunque puedan sentirse mal de vez en
cuando, por lo general suelen estar libre de emociones negativas persistentes.
Cuando experimentan un nivel de estrés considerable
y, por tanto, emociones negativas más intensas, son también capaces de
controlarlas sin dejarse llevar por ellas y reponerse con facilidad, dejando
atrás el pasado.
Las personas con alta estabilidad emocional toleran bien el estrés de la
vida, los problemas y dificultades sin sentirse especialmente ansiosas, tensas,
enfadas, tristes o indefensas, siendo capaces de mantener la compostura en estas
situaciones.
Baja estabilidad emocional (neuroticismo)
La persona con una baja estabilidad emocional tolera muy mal la
frustración o el estrés. No es capaz de funcionar bien cuando las condiciones
de su vida no son totalmente satisfactorias y ante los reveses, dificultades,
imprevistos o frustraciones de la vida diaria reacciona con inestabilidad e
intensas emociones
negativas, como ansiedad, tristeza, ira, culpa, etc. Es una persona inmadura,
preocupada, impulsiva, descuidada, impaciente, ansiosa y poco digna de
confianza.
Se trata de personas volubles, que intentan evadir y negar la
realidad y presentan síntomas neuróticos como fobias, problemas de ansiedad, alteraciones del sueño, quejas somáticas, etc. Son inestables en sus actitudes e
intereses, se ven fácilmente turbadas y tienden a darse por vencidas con
facilidad. Pueden tener miedos irracionales, sienten emociones negativas con
frecuencia, guardan resentimiento hacia los demás, no olvidan con facilidad los
sucesos negativos y se ven afectadas por ellos en gran medida. Estas personas
suelen tener dificultades para adaptare a la vida en sus diversos aspectos; les
cuesta afrontar el estrés, tomar decisiones o resolver problemas, pues se sienten
abrumadas por ellos con facilidad.
Las personas
emocionalmente inestables tienen una mayor probabilidad de ver las situaciones
ordinarias como amenazantes y las pequeñas frustraciones de la vida diaria las
interpretan como terriblemente difíciles, irresolubles o catastróficas. Sus
reacciones emocionales negativas tienden a persistir durante mucho tiempo, lo
que significan que experimentan dichas emociones gran parte del tiempo.
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