INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Podríamos definir esta ciencia como la encargada de imitar
el cerebro, que no el cuerpo, de una persona en todas sus funciones. Estas
pueden ser las ya existentes en el humano o bien otras novedosas e incorporadas
en el desarrollo de una máquina inteligente.
En relación a la conciencia y las emociones, y aunque por el momento la mayoría de los investigadores en el ámbito de la Inteligencia Artificial se centran sólo en el aspecto racional, hay expertos que consideran seriamente la posibilidad de incorporar componentes «emotivos» como indicadores de estado, a fin de aumentar la eficacia de los sistemas inteligentes en determinadas situaciones.
El mundo del Futuro y la Inteligencia Artificial
A diferencia de los humanos, hay
términos que la Inteligencia Artificial no puede comprender o entender conceptos
humanos como el amor, el matrimonio, el sentido de la vida, el libre albedrío
el cariño o las emociones humanas.
Particularmente, en el caso de
los robots móviles, es necesario que estos cuenten con algo similar a las
emociones con el objeto de saber en cada instante y como mínimo qué hacer a
continuación.
Al tener «sentimientos» y, al
menos potencialmente, «motivaciones», podrán actuar de acuerdo con sus
«intenciones. Así, se podría equipar a
un robot con dispositivos que controlen su medio interno; por ejemplo, que
«sientan hambre» al detectar que su nivel de energía está descendiendo o que
«sientan miedo» cuando este esté demasiado bajo.
Esta señal podría interrumpir los
procesos de alto nivel y obligar al robot a conseguir el preciado elemento.
Incluso se podría introducir el
«dolor» o el «sufrimiento físico», a fin de evitar las torpezas de
funcionamiento como, por ejemplo, introducir la mano dentro de una cadena de
engranajes o saltar desde una cierta altura, lo cual le provocaría daños irreparables.
VÍDEO COMENTARIO DE LO QUE FUE EL SEMINARIO DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL
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