EL PODER
Algunas interrogantes que pueden
aclarar nuestro visión acerca del Poder.
2. ¿De qué depende el poder?
Según Warren
Bennis define el poder como “la energía básica necesaria para iniciar y
continuar una acción… la capacidad para traducir intención en realidad y
continuarla”.
Así mismo Manuel
Barroso dice que el poder “es energía que se mueve hacia objetivos definidos”.
Esta definición de poder está alejada de los estereotipos que definen el poder
en función de la posición e investidura legal, para definirlo con una
competencia personal. Como la capacidad para movilizar la energía propia hacia
objetivos y visiones personales y organizacionales. Esta habilidad no puede
faltar en el ejercicio del liderazgo.
Nos damos cuenta
que para ejercer poder debe haber un objetivo en común para poder
influenciar sobre los otros, la
dependencia es el principal concepto cuando hablamos de poder, esta aumenta a
medida que el control sobre el individuo es significativo, escaso e
irreemplazable. Además de características que son propias de un líder,
comunicación, valores, compromiso, con sensibilidad y empatía etc.
Ing. Villanueva – clase
4. ¿Cuál es la relación entre poder y Liderazgo?
Un poder ejercido sin liderazgo deviene en
coerción, manipulación y autoritarismo; pero el poder puesto al servicio del
liderazgo es transformador.
El poder sin el
liderazgo como vehículo de expresión, carece de influencia real y duradera;
logra adhesión, pero por miedo, sin convicción y compromiso. Podemos
argumentar, como lo dice W. Bennis: “El liderazgo es el recto uso del poder”.
Sir Gordon
Brunton a su vez define el liderazgo como “el uso inteligente y sensible del
poder”.
El ejercicio del
poder que genera liderazgo no es el que viene por la investidura del puesto,
sino por el modelaje, el desarrollo de competencias comunicacionales asertivas,
la habilidad para la resolución de conflictos y la negociación, y el enfoque y
la acción dirigida al logro de los objetivos organizacionales, sin perder de
vista la necesidades de las personas. Este ejercicio desarrolla poder personal.
Si las habilidades comunicacionales del
líder son limitadas, si su capacidad para envisionar un futuro mejor es miope,
si sus competencias para el trato interpersonal son deficientes, si su
resolución para permanecer fiel a unos valores bien metabolizados y arraigados
no es firme; entonces, cuando vengan los momentos de crisis, se sentirá
presionado a recurrir a la fuerza, a la manipulación, a la coerción y al
control para conseguir los resultados planteados; en vez del dialogo, la
participación, el trabajo en equipo y la conciliación de intereses.
Aprender a usar
el poder para liderar, vale decir, generar influencia para conseguir resultados
con base a objetivos compartidos, requiere aprender a usar la capacidad de
movilizar la energía propia hacia esos objetivos compartidos definidos, con el
fin de transformar el entorno, lo cual demanda el desarrollo de destrezas y
habilidades para el liderazgo. El desarrollo de la capacidad para liderar,
provee a la persona de la estructura, el sentido y la orientación para que
exprese su poder hacia el logro de los resultados propuestos. Ahora,
desarrollar liderazgo como vehículo de expresión del poder personal, es un
proceso. Crecer en liderazgo implica un proceso de crecimiento personal, que se
relaciona con la formación y el desarrollo del carácter, que se forja desde
adentro hacia fuera, desde la claridad de los procesos personales del líder, desde
la conciencia de su interioridad.
El poder
ejercido utilizando el liderazgo como vehículo de expresión se expresa bajo la
filosofía de servicio, concediendo honor y respeto al otro. Este es el poder
que apela a los valores y convicciones de los demás. Este poder conduce a una
influencia duradera; y sus resultados son la sinergia y la interdependencia; el
fomento del autocontrol, la autonomía y el trabajo en equipo.
6. ¿Cuáles son los factores que contribuyen al comportamiento político?
La pregunta que
los líderes latinoamericanos necesitan hacerse hoy es ¿de dónde proviene la
energía (el poder) para obtener lo que desea del ambiente: de afuera o de
adentro de él? El poder puede provenir de afuera, de la investidura legal, de
la jerarquía organizacional, de la posición. Cuando el poder se ejerce en
dependencia o como expresión exclusiva de la jerarquía, el poder está alienado,
divorciado de la conciencia de la vida interior. Por el contrario, cuando la
fuente del poder, proviene de la vida interior del individuo, este es un poder
expresado desde adentro hacia fuera, pleno de presencia o vida interior. Esa es
la diferencia entre los líderes cuyo poder se expresa, al estilo maquiavélico,
como una perversión del verdadero liderazgo, y los líderes con poder por
presencia, vale decir, líderes que expresan su energía libre y plenamente, con
autenticidad, con creatividad, con visión y con sentido de responsabilidad.
Acertadamente lo expresa Manuel Barroso: “Sin vida interior el poder es un arma
mortal”.
Liderazgo y
poder se implican recíprocamente. Liderazgo y poder están intrínsecamente
relacionados. Uno no puede existir sin el otro. El poder es el fundamento de
cualquier forma de liderazgo. Sin poder no hay liderazgo, pero el ejercicio del
liderazgo que tienen como base un poder alienado, es peligroso y destructivo;
es la negación del liderazgo.
Podemos decir
que el liderazgo es el canal a través del cual el poder mejor se expresa.
Cuando el poder se expresa consciente del impacto que éste es capaz de producir
en otros, con verdadera delimitación de los derechos y necesidades propias y de
los demás; cuando el poder se expresa con clara conciencia de su uso, como
consecuencia de tener claridad de la propias necesidades y las de los otros, y
de estar orientado a la satisfacción de éstas, el poder, entonces, fluye como
expresión libre, plena y auténtica de la vida interior del líder, sin fachadas,
ni estereotipos, ni pretensiones ególatras y mezquinas, ni necesidad de
demostrar dominio o someter a otros, ni de ejercer control a ultranza. El
poder, entonces, es energía – combustible – para el liderazgo transformador.
Cuando el poder
se expresa también con genuino compromiso, con sensibilidad y empatía, con
profundo respeto y honra hacia los demás, el uso del poder conlleva a ganar
liderazgo y generar influencia que redunda en el logro de objetivos
compartidos. El poder, entonces, fluye como energía creativa que moviliza, con
enfoque y congruencia, todos los recursos internos (talentos, habilidades, experiencias,
emociones, conocimientos, etc.) para el logro de objetivos comunes. El
liderazgo se convierte de esta manera en un vehículo para la contribución, el
servicio, la acción transformadora, el canal para el aporte a la satisfacción
de las necesidades de los demás y el cumplimiento de los objetivos
organizacionales. El liderazgo visto así, se define como el uso ético y
responsable del poder, que se ejerce con integridad, con respecto al otro y
convicción a los propios valores asumidos como principios de vida. El
liderazgo, entonces, como lo expresa Warren Bennis, “es el recto uso del
poder”.
Referencias:
Bibliografía,
- Warren
Bennis, Lideres, 1989
- Blaine
Lee, El principio del poder, 1997
- H.B.
Karp, Guía para el Líder del Cambio, 1996
- John
Adair, Líderes, No Jefes, 1990
- Manuel
Barroso, Autoestima: Ecología o Catástrofe, 1987
- Manuel
Barroso, Meditaciones Gerenciales, 2005
- Joseph Quigley, Liderazgo en Acción – Visión, 1997
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