EL ENFOQUE DE LA
DESGLOBALIZACIÓN
Dos vertientes de la interpretación del proteccionismo
entran en liza: la primera, la del egoísmo ultranacionalista que fomenta en los
pueblos la guerra de todos contra todos; la segunda, basada en una concepción
más humanista, aspira a la solidaridad de los pueblos amparando su capacidad
democrática de autogestión respetando los derechos y coberturas sociales,
laborales y medioambientales.
Tras el triunfo del Brexit en Gran Bretaña y la victoria de Trump
en los EEUU, el mundo anglosajón ha alcanzado su punto de inflexión en cuanto a
su interés por el liberalismo económico traducido en neoliberalismo desde los
años 80 del siglo XX hasta la actualidad. La presión del bloque capitalista
liderado por este mundo anglosajón para que economías como la China se
incorporasen al comercio internacional con el objetivo de adopción de ese libre
mercado, le ha salido terriblemente caro a occidente, que pensaba vender allí
sus electrodomésticos, tecnologías, bienes y servicios.
La situación actual del comercio internacional ha inhibido al
mundo anglosajón respecto a China, y muchos países de la Unión Europea se
preguntan qué hacer ante la inevitable presencia, no sólo del gigante asiático
sino de sus efectos en la economía internacional al haber comprobado que dosis
de mayor liberalismo económico sólo trae cierre de fábricas y empresas en lugar
de mayor prosperidad. Aquellos que en los años 70 y 80 presumían de liberales
ante el bloque constituido por los países socialistas, se han convertido en
reticentes a la práctica del libre comercio internacional porque ya no les
beneficia.
Han venido saqueando los recursos de los países empobrecidos que
no gozan de protección social ni ambiental, y ahora muchos de estos países, han
caído en la órbita de China, al comprar ésta grandes extensiones de tierra para
proveer a sus ciudadanos de alimentos, lo que deja a muchos países de África
sin recursos propios, sin capacidad de soberanía alimentaria porque ya no
disponen de hectáreas de terreno propias destinadas a la autogestión
alimentaria.
Ahora, esta burguesía neoliberal capitalista, responsable de la
caída del muro de Berlín y del bloque socialista, que se ha visto durante todos
estos años con las manos completamente libres para desmantelar los Estados, y
por tanto para privatizar todos los sectores estratégicos de la economía bajo
el paradigma anglosajón del libre comercio, nos encontramos con el egoísmo de
dicha oligarquía plutócrata más propensa a encerrarse, más proclive al
ultranacionalismo proteccionista desde el sistema capitalista. Así, nos
encontramos bajo la amenaza que supone la presencia creciente de las fuerzas
ultraderechistas en países como Bélgica, Francia, Austria, Alemania, por no
hablar de la contribución al triunfo del propio Brexit en Gran Bretaña y como
los partidarios de Le Pen en Francia amenazan con hacer salir al país de la
Unión Europea.
Ante este contexto, no ayuda nada que las fuerzas políticas del
bipartito turnista se entiendan en Europa porque han puesto de manifiesto que
sirven como títeres a los poderes mercantiles y financieros, a una oligarquía
plutócrata que jamás se presenta a las elecciones, pero que en realidad detenta
el poder de los países en Europa y en España, quedando en evidencia. No debe
sorprender en este sentido, lo que significa el entendimiento entre el Partido
Socialista y el Partido Popular Europeos. La socialdemocracia europea lleva
quedando en evidencia desde hace mucho tiempo al asumir y aceptar todos y cada
uno de los presupuestos económicos neoliberales capitalistas: privatización y
recortes de lo público, reducción del peso del Estado y entrega de la soberanía
monetaria a la banca privada, lo que significa que la creación del dinero ya no
es pública, sino privada.
Con la venta de las empresas públicas que daban ingresos públicos
y por tanto beneficios públicos que recalaban en la posible reinversión
pública, el Estado perdió la posibilidad de la capacidad de la soberanía
económica, una soberanía que venía de garantizar la soberanía alimentaria y la
soberanía energética. En el momento en que se privatizan todas estas
capacidades públicas, los Estados se convirtieron en gestores del gasto público
sin ninguna posibilidad real de obtener una capacidad de acumular ingresos
públicos lo suficientemente potentes para hacer frente a los gastos
santitarios, educativos y de pensiones. El mundo se ha convertido en un campo
de batalla de las oligarquías plutócratas que controlan diversas áreas de
influencia, y a la que representa occidente, liderados por el mundo anglosajón,
parece no interesarles el neoliberalismo económico de la Escuela de Chicago
bajo el enfoque de Margareth Thatcher y Ronald Reagan, por ello votaron el
Brexit en Gran Bretaña y votaron a Donald Trump en los EEUU.
Ello ha dado alas a la extrema derecha que promueve un
proteccionismo económico capitalista y egoísta. Se trata de liberales que se
vuelven proteccionistas según su conveniencia, que cuando ven que no pueden
ningunear a China e imponerle su neoliberalismo económico para venderle los
productos occidentales, sino que ocurre todo lo contrario, entonces, se deciden
convenientemente, por el proteccionismo. Paradójico resulta, que estos
liberales que acusaban de proteccionistas a los comunistas, se hayan vuelto
proteccionistas. Sólo lo han hecho porque no les ha salido bien el resultado,
ya que pensaban que occidente siempre dominaría el tablero económico
internacional. No ha sido así. Este pernicioso neoliberalismo económico además
de haber contribuido como paradigma internacional en la mentalidad de los
habitantes del Planeta, ha significado la asimilación de un planteamiento
egoísta de una guerra de todos contra todos donde domina el más fuerte, el que
tiene dinero. Ello ha puesto de manifiesto la crisis de valores sociales en
cuanto al humanitarismo y la solidaridad. Estos valores estaban presentes en
las economías que evitaban la relación y dinámica capitalistas, la desaparición
de estas economías, llevó al triunfo irremediable del egoísmo económico. Y
ahora, ese egoísmo económico, ha pasado de ser liberal o neoliberal, a un
enfoque ultranacionalista y proteccionista desde un punto de vista excluyente,
con todas las consideraciones de racista y xenófobo, bajo la égida del poder
financiero.
¿QUÉ ES GLOBALIZACIÓN?
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