Hasta hace pocos días, el modelo a seguir era uno solo: la
globalización. Pero desde el triunfo de Donald Trump y
el Brexit, la palabra de moda es el antónimo: desglobalización.
Durante casi
medio siglo, el mundo solo escuchó hablar de las ventajas de la apertura y el
libre cambio. Este discurso adquirió toda su fuerza cuando hace 25 años se
disolvió la Unión Soviética. Parecía que iban a caer todas las fronteras en un
mundo hegemonizado por Estados Unidos.
Sin embargo,
las cosas que nos prometen eternas también terminan. Esto ya sucedió al
estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, que puso fin a 40 años de extendido
crecimiento del comercio internacional.
En un artículo
publicado en The New York Times, Ruchir Sharma analiza la recurrencia de estos
ciclos de apertura y de proteccionismo, y señala que no se trata de periodos
cortos, sino que abarcan décadas de la historia.
La brutal
contracción provocada tras el fin de la Primera Guerra y de la Gran Depresión
de 1929, redujo el comercio mundial
a solo un 10% del producto bruto global, cuando en 1914 era del 30%. Los
inmigrantes a Estados Unidos, que llegaban al millón por año antes de 1914, se
redujeron a unas pocas decenas de miles al finalizar el conflicto bélico.
Después de
1945, la rueda volvió a girar. En 1970, el comercio mundial
logró recuperar los niveles de 1914 y desde entonces se duplicó, llegando al
60% del producto global.
Pero a partir
de 2008, empezamos el camino inverso: el comercio mundial
cayó a 55%, el flujo de capital se redujo a menos del 2% del producto bruto
mundial, cuando había llegado a ser del 16% en 2007. Y la migración también se
frenó: a pesar de la oleada de refugiados en Europa, la migración a los países
ricos se redujo a cuatro millones de personas entre 2011 y 2015, según los
datos aportados por Sharma. Antes de que Trump empiece a aplicar sus medidas,
desde 2011, el número de mexicanos que se han ido de Estados Unidos ha superado
a los recién llegados en 140.000.
Las dos oleadas
se parecen en la enorme desigualdad que produjeron y el grosero aumento de la
riqueza: entre 1870 y los años 20, el porcentaje del ingreso del 1% más rico de
Estados Unidos creció hasta llegar al 20%.
"El sueño
americano ha muerto. El obrero industrial de la zona central del país donde
solía haber una industria manufacturera, hoy tiene una calidad de vida inferior
a la que tuvieron sus padres. Pero lo que más le preocupa no es su retroceso
social sino que su hijo va a tener una calidad de vida inferior a la que tiene
hoy. Todo lo contrario a lo que prometía el sueño americano donde las
generaciones debían estar cada vez mejor", dijo a Sputnik Miguel Ponce,
experto en comercio internacional.
Para Roberto
Conde, antiguo vicecanciller uruguayo y experto en materia de integración,
Trump recogió el voto de ese cinturón desindustrializado como consecuencia de
la deslocalización de las empresas. En los últimos 25 años se han perdido unos
seis millones de trabajos industrializados bien remunerados, explicó.
"La
llegada de Trump al poder muestra un claro rebrote de los movimientos de
desglobalización. Confirma lo que viene sucediendo en Europa con los partidos
antisistema ultranacionalistas. Hoy en día tener un discurso proteccionista y
aislacionista como el de Trump es un discurso antiglobalizante", dijo a
Sputnik Damián Jacubovich, licenciado en geopolítica.
Trump aseguró
que "ni su país ni su gente se pondrán a los pies del falso canto de la
globalización". Para Jacubovich, su llegada al poder indica el
"principio del fin" para los partidos tradicionales, con los que la
población de Occidente siente un "gran descontento".
Las críticas de
Trump al Tratado Transpacífico de libre comercio (TPP,
por sus siglas en inglés), el acuerdo firmado por 12 países de la cuenca del
Pacífico, fueron una de las claves de su victoria. En su discurso de aceptación
de la candidatura, en junio, había dicho que "el TPP será el golpe de
muerte para la manufactura estadounidense", porque "abrirá aún más
nuestros mercados a los que especulan agresivamente con las divisas", y
"hará más fácil a nuestros competidores enviar bienes baratos subsidiados
a nuestros mercados", obligando a los trabajadores de EEUU "a competir
con los de Vietnam, uno de los países con los salarios más bajos de la
Tierra".
El anuncio del
nuevo presidente electo, el 21 de noviembre, de que retirará a Estados Unidos
del TPP, se realizó justo un día después de que el presidente Barack Obama ratificara
su adhesión a este acuerdo moribundo, en la Cumbre de Lima de los Líderes del
Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
En la
declaración final de la Cumbre, los líderes de la APEC, que reúne 21 países de
la cuenca del Pacífico, incluyendo a Perú y Chile, se propusieron
"revertir las medidas proteccionistas y distorsionadoras del comercio,
que debilitan el comercio y
frenan el progreso y la recuperación de la economía internacional". Se
abrazan al mástil de la globalización, ahora que la misma potencia que la
expandió por el mundo, ha decidido abandonarla.
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