La cultura organizacional es el valor fundamental que aprecian los empleados, generando un impacto en la moral, la motivación, satisfacción y productividad en la compañía. Por lo tanto las empresas deben realizar programas de desarrollo para sus empleados en donde se puedan desarrollar y mejorar las habilidades de los integrantes de una organización, fortaleciendo sus valores y aumentando la retención de los buenos empleados.
Es importante mantener la cultura organización debido a que permite detectar problemas en los grupos de trabajo, o formar equipos con una ideología positiva y clara para el buen funcionamiento de la compañía.
Otros aspectos de importancia de la cultura organización son:
Es importante mantener la cultura organización debido a que permite detectar problemas en los grupos de trabajo, o formar equipos con una ideología positiva y clara para el buen funcionamiento de la compañía.
Otros aspectos de importancia de la cultura organización son:
- Utilizar como estrategia comercial, en búsqueda de nuevos negocios.
- Consolidar la marca
- Volverse atractiva para los buscadores de empleo
- Hacer parte de las mejores compañías para brindar empleo
- Atraer y retener buenos talentos
LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y EL ROL DE LA EMPRESA PRIVADA PARA CREAR UN FUTURO MAS HUMANO
La perspectiva popular sobre la Cuarta Revolución Industrial es optimista —la tecnología está mejorando la calidad de vida y el medioambiente— y a su vez temerosa, pues genera consecuencias para las que no estamos preparados. El profesor Klaus Schwab nos confiesa que en ocasiones se pregunta “si la inexorable integración de la tecnología a nuestras vidas podría aminorar algunas de nuestras características humanas más esenciales, tales como la compasión y la cooperación’’.
Si bien el profesor Schwab se limita a contemplar los posibles impactos inesperados de las tecnologías disruptivas, otros toman una posición más adversa al riesgo, indispuestos a aceptar lo desconocido y recelosos de narrativas optimistas acerca de la abundancia que promete la Cuarta Revolución Industrial, particularmente cuando tendencias como el calentamiento global continúan en ascenso. Pero, incluso si sacamos de la ecuación a cínicos y pesimistas, la preocupación global acerca de nuestro futuro continúa siendo legítima y urgente.
Al igual que el profesor Schwab, me considero una optimista, pero me preocupan las manos invisibles que, desde laboratorios o salas de juntas, determinan cómo interactuamos y consumimos los productos tecnológicos. Me genera ansiedad la complejidad e inaccesibilidad de conocimiento sobre la gobernanza de algoritmos sobre el consumo de información, así como la continua fluctuación de nuestro derecho a la privacidad. Siento desesperanza por el futuro de aquellos que viven en extrema pobreza y en la periferia de nuestras sociedades, para quienes la Tercera Revolución Industrial aún no ha llegado.
La perspectiva popular sobre la Cuarta Revolución Industrial es optimista —la tecnología está mejorando la calidad de vida y el medioambiente— y a su vez temerosa, pues genera consecuencias para las que no estamos preparados. El profesor Klaus Schwab nos confiesa que en ocasiones se pregunta “si la inexorable integración de la tecnología a nuestras vidas podría aminorar algunas de nuestras características humanas más esenciales, tales como la compasión y la cooperación’’.
Si bien el profesor Schwab se limita a contemplar los posibles impactos inesperados de las tecnologías disruptivas, otros toman una posición más adversa al riesgo, indispuestos a aceptar lo desconocido y recelosos de narrativas optimistas acerca de la abundancia que promete la Cuarta Revolución Industrial, particularmente cuando tendencias como el calentamiento global continúan en ascenso. Pero, incluso si sacamos de la ecuación a cínicos y pesimistas, la preocupación global acerca de nuestro futuro continúa siendo legítima y urgente.
Al igual que el profesor Schwab, me considero una optimista, pero me preocupan las manos invisibles que, desde laboratorios o salas de juntas, determinan cómo interactuamos y consumimos los productos tecnológicos. Me genera ansiedad la complejidad e inaccesibilidad de conocimiento sobre la gobernanza de algoritmos sobre el consumo de información, así como la continua fluctuación de nuestro derecho a la privacidad. Siento desesperanza por el futuro de aquellos que viven en extrema pobreza y en la periferia de nuestras sociedades, para quienes la Tercera Revolución Industrial aún no ha llegado.
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